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Aduriz Escritura en el manual de Lenguaje Claro de la Ciudad de Buenos Aires

La semana pasada, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires presentó su manual de Lenguaje Claro, un proyecto del que participamos como asesores externos y cuya versión final quedó en manos del equipo de la Ciudad.  

Fue un proyecto largo, de idas y vueltas, en el que intervinieron muchas personas y áreas, pero que finalmente devino en una publicación digital de más de 100 páginas con recursos y ejemplos para escribir más claramente. El documento está dividido en tres grandes secciones: qué es el Lenguaje Claro, cómo aplicarlo en textos administrativos y cómo en textos normativos. La intención, según nos comunicaron, es utilizarlo como principal insumo en las capacitaciones que comenzarán pronto.

Nuestra participación estuvo principalmente centrada en la segunda parte. Nos sentimos muy a gusto con que muchas de nuestras propuestas llegaran a la versión final. Entre otras, organizar el texto en secciones y párrafos, diferenciar las características estructurales de los distintos tipos de documentos (y con eso, sacar introducciones donde no van, por ejemplo), practicar un estilo verbal y activo, e inclusivo y claro a la vez.  

Como sea, ojalá que el manual ayude al objetivo general del Gobierno de la Ciudad de comunicar mejor a sus distintos públicos. Desde ya, muy agradecidos de que nos hayan invitado a colaborar. Muy contentos también de haber compartido la experiencia con Ivana Basset (de AE, asesora en temas de inclusión), y con Natalia Staiano y Héctor Pérez Bourbon, los otros especialistas en Lenguaje Claro del equipo externo, con quienes fue un placer trabajar.

 




Con Vanina Azzaro, del equipo de la Ciudad, y Natalia Staiano, experta en Lenguaje Claro.

 

#lenguajeclaro #manual #redacción #textosadministrativos

Un caso de trabajo colaborativo en lenguaje claro: los informes de auditoría de un banco nacional



Durante el año pasado tuvimos la fortuna de participar en una experiencia de trabajo realmente integral. Junto con la gerencia de Auditoría de un importante banco nacional, llevamos adelante un proceso de trabajo que concluyó con la reconversión a lenguaje claro todos sus modelos de informes y que prácticamente incluyó a todos los integrantes del área. La tarea, que se extendió prácticamente durante todo el año, comprendió además la elaboración de un manual de estilo y de una capacitación en escritura para todos los integrantes de la gerencia.

A grandes rasgos, así fue cómo lo desarrollamos.

Qué nos encontramos

La gerencia estableció desde el inicio una premisa clara: modernizar sus informes. Deseaba hacerlos más breves y legibles, y mejor orientados a sus distintas audiencias.

Si bien habían sufrido numerosas intervenciones desde la puesta en marcha del banco en la década del setenta–entre ellas incorporar un sumario ejecutivo de dos páginas y hasta íconos para rápidamente identificar los resultados–, estaban aún cargados de modismos legales, no contaban con un estilo homogéneo ni respondían a premisas de lecturas más contemporáneas. En síntesis, más allá de sus muchas cualidades técnicas y de modificaciones que le habían sido introducidas –el trabajo de auditoría del banco es muy reconocido entre sus pares–,  presentaban una arquitectura y estilo pensada para los lectores de años pre digitales, de organizaciones menos complejas que las actuales.

Qué hicimos

Con la gerencia, entonces, asumimos el desafío de conservar el rigor y la calidad de los informes a la vez que los volvíamos contemporáneos en términos de accesibilidad. En sucesivas reuniones con los principales responsables del área fuimos trazando conjuntamente un programa de trabajo que abordaba el requerimiento desde varios ángulos a la vez, algo que a todos nos parecía un requisito para que la movida fuera exitosa.

Revisamos todo: la cantidad de informes, la estructura y estilo de cada documento, el lenguaje, los posibles soportes, y también la necesidad de capacitar a los integrantes y, más importante aún, de participarlos en la definición de los nuevos documentos, algo que está en la base del espíritu cooperativo de trabajo. Convinimos, entonces, el siguiente plan de acción: diseñar primero una serie de nuevos modelos, ponerlos luego a discusión en capacitaciones de redacción en Lenguaje Claro y finalmente elaborar un manual de estilo que sirviera como marco de referencia para actuales y nuevos integrantes de la gerencia.

El proceso se extendió por aproximadamente diez meses entre finales del 2016 y casi todo el 2017. Involucró a prácticamente la totalidad de los integrantes de la gerencia –unas cuarenta personas– quienes fueron definiendo los nuevos modelos, a la vez que  participaban de los talleres. Entre otros recursos,  en ellos se abordó cómo organizar la información en función de los lectores de los nuevos documentos, cómo secuenciarla en apartados y párrafos que presentaran sus aspectos más relevantes en lugares clave,  y cómo desplegar una prosa activa, sin modismos burocráticos ni palabras de más.

Resultados

El proceso terminó resultando un acabado ejemplo de las bondades del trabajo en equipo y arrojó muy buenos resultados: tuvo un muy alto grado de compromiso con el cambio de parte de todos los involucrados y, por supuesto, desembocó en un conjunto renovado de modelos de informes.

Actualmente, los nuevos modelos funcionan como documentos digitales contemporáneos, con enlaces internos y fáciles de navegar: Auditoría elaboró e implementó plantillas HTML que pueden ser convertibles a pdf para ser impresos en caso de ser necesario.

Distribuidos en tres grandes categorías –informes de sucursales, de procesos centralizados y de situaciones especiales– en reemplazo de las cinco anteriores, cuentan además con las siguientes novedades:

-Una arquitectura de información renovada que pone al frente las conclusiones y los resultados, y cuya organización es más fácil de identificar para los distintos tipos de lectores como, por ejemplo,  los directivos del banco, los propios auditados, funcionarios del banco central, etc.
-Diseño gráfico en función de mejorar la experiencia de lectura e identificar mejor secciones e información central
-Una prosa clara y amigable comprensible de una sola leída.

En lo que se refiere a la organización los tres modelos cuentan ahora con una organización de contenidos que a grandes rasgos es la siguiente:

A primera vista: la carátula del informe provee a través de textos muy breves y recursos visuales como íconos o pequeños gráficos la información resumida del informe, incluido los resultados. Está pensado para una lectura rápida, orientado a conocer enseguida el resultado.

Conclusiones: en segunda instancia, se brindan las conclusiones generales que fundamentan los resultados consignados en la portada y, si fuera el caso, establecen las recomendaciones y pasos futuros. Son textos breves, en lenguaje claro, pensados para para completar la lectura rápida iniciada en la portada.

Resultado pormenorizado / cuadros: A continuación, iniciando un tipo de lectura más pormenorizada, se brindan los resultados y calificaciones de cada sección o procedimiento auditados.

Detalle completo de la auditoría: Finalmente, el lector puede acceder al desarrollo completo del trabajo incluida las descripciones de los objetos auditados, el alcance y descripciones de sistemas o áreas que requieren una explicación.

La guía de estilo
Como quedara dicho, todo el trabajo se cerró con la elaboración de un manual de estilo que sirve tanto como referencia para los actuales integrantes de la gerencia como recurso de inducción para los que se vayan integrando en el futuro
El manual está dividido en tres grandes apartados: 
1)   Introducción donde se describen los propósitos del banco respecto de la tarea y los atributos del auditor del banco.
2)  Descripción de las características generales del informe de auditoría, las del estilo y lenguaje con el que deben ser confeccionados y una serie de consejos para poder hacerlo.
3)  Presentación de los los tres modelos de informe a través de ejemplos e infografías.
4)  Glosario con las palabras de uso más frecuente.



Fragmento de uno de los bocetos previos de la caratula del informe de sucursal











Conclusiones
Más allá de los resultados favorables, todavía en evaluación, una de las conclusiones generales del trabajo es lo efectiva y enriquecida que resultó la experiencia al incorporar a todos los actores involucrados en el proceso. Durante las reuniones con los gerentes y las capacitaciones,  los aportes de todos permitieron detectar problemas inadvertidos, encontrar soluciones mejores que las que se habían imaginado previamente y, tan importante como todo eso, propiciar un verdadero compromiso con el cambio, que por necesario, no dejaba de ser profundo.

Para nosotros, como dijimos al principio, la experiencia resultó sumamente satisfactoria. Pudimos participar en todas las instancias del proceso, poner en juego muchos de los servicios que ofrecemos y, además, hacerlo en excelente clima de intercambio. Ojalá que se repita. 


El debate continúa: ¿cómo se escribe? ¿Argentina o la Argentina?


¿Cómo se llama el país donde vivimos? ¿Argentina o la Argentina? El debate, créase o no, surge bastante seguido en la consultora y también con nuestros clientes. 

Lo que leemos en los medios tampoco ayuda: los diarios alternan entre una y otra forma. La marca país es Argentina, a secas. Pero cuando los textos pasan por las manos de los correctores vuelven cambiados: “Es la Argentina”, nos explican. Entonces, ¿se pueden usar ambos o hay uno que está mal? 

Por lo visto, muchos de nuestros lectores se preguntan lo mismo: el post que armamos al respecto hace unos años está aún hoy entre los más leídos. Pensando en esto decidimos retomar el tema e investigar un poco cuáles son las opiniones que están dando vuelta entre los expertos. A ver si esta vez llegamos a una conclusión que nos cierre a todos. 





El nombre de nuestro país según la Academia Argentina de Letras

Ya hace unos años recurrimos a la Academia Argentina de Letras con esta misma consulta. De lo que nos dijeron, es importante destacar algo: ninguna de las formas, lleven o no artículo, se considera denominación oficial. Sí lo son Provincias Unidas del Río de la Plata, República Argentina y Confederación Argentina.

Aparentemente, el nacimiento de la versión Argentina surge en la década de los 40, cuando en las reuniones de la ONU, nuestro país se colocaba en la a, sin el artículo ni el sustantivo república delante. Ese uso se expandió y es cada vez más común. Sin embargo, la Academia recomienda la forma con el artículo: argentina es un adjetivo, por ende requiere de ese la para sustantivarse. 

Renovamos el porfolio en nuestro sitio web: adurizescritura.com.ar


Luego de años sin tocarlo, en Adúriz Escritura actualizamos nuestro porfolio. El nuevo catálogo permite echar un vistazo a las principales piezas que hemos desarrollado en el último tiempo: revistas, sitios web, intranets, brochures, libros institucionales, memorias y reportes, entre otras.

Como antes, acompañamos las imágenes del porfolio con breves descripciones. Estas intentan reflejar el rol que las piezas desempeñaron en las estrategias de comunicación de las que formaron parte. Sea que hayamos sido los responsables de esas estrategias o simplemente los ejecutores, que hayamos trabajado solos o en asociación con otros, siempre pretendimos que nuestros productos trasciendan las situaciones puntuales de comunicación, y testimonien culturas, identidades, modos de ser.

En la semana iremos subiendo alguno de los trabajos en Facebook, para que puedan dejarnos su opinión, algo que nos encantaría recibir.

Los esperamos.


sitios Intra 3 libros revistas

¿El nuevo estilo de los manuales de estilo?

Si antes la norma era una sola, establecida por unos pocos para muchos, hoy los nuevos medios parecen abrir el paso para que sean los usuarios los encargados de dialogar y reflexionar acerca de la mejor manera de expresarse.

El proyecto recientemente creado por la Fundéu brinda el espacio para esto. Se trata de Estilo, “un manual de los nuevos medios hecho en un medio nuevo”, como ellos lo definen. Estilo es todavía un blog pero pronto será una página web elaborada a partir de los aportes de la institución y de las recomendaciones, ideas, consejos, etc. que blogueros, lingüistas, periodistas y profesionales del mundo hispanohablante publican allí diariamente.

Si quizás en un primer momento sus creadores imaginaron un manual cerrado, la lógica del mismo canal debe haberlos hecho pensar en otro camino. Lejos de los antiguos textos, este nuevo medio abre la puerta al debate, como lo describe en esta entrada el célebre filólogo y lexicógrafo Manuel Seco: “Hay personas que ante cualquier duda del lenguaje, esperan siempre una respuesta tajante. Muchas veces la hay; pero muchas veces la solución ha de ser matizada”.

Allí mismo, la institución hace un resumen de los recursos que ofrece y destaca la diferencia entre ellos y el nuevo espacio: “Para emitir recomendaciones lingüísticas está la página de la Fundéu BBVA, para construir o recoger sesudo conocimiento enciclopédico está la Wikilengua; para preguntar, dudar, avanzar y dar marcha atrás está este blog: una suerte de guerrilla de la lengua a la que no le importa tropezar, si el tropiezo es parte del avance”.

Esta es la propuesta de este wikimanual de Fundéu, entonces. Una herramienta tal vez menos académica pero igual de útil, donde la discusión está a la orden del día y donde, entre todos, es posible construir nuevas formas de evaluar lo correcto y lo incorrecto, lo que conviene y lo que no.

¿Y dónde están los manuales de productos?

Como se espera de una consultora como la nuestra, durante 2010 redactamos piezas de todo tipo. Notas y posts para intranets, artículos para revistas internas, capítulos de memorias, textos de folletos y brochures, presentaciones, sitios Web... De todo, menos manuales de productos.

Y pareciera que no va a ser fácil romper la racha. En la Argentina no existe una conciencia mayoritaria de la importancia de esta pieza: ni para completar una experiencia de compra satisfactoria ni para, menos aún, garantizar derechos del consumidor. Salvo que se trate de una compañía grande y todo lo que haya que hacer sea traducir un manual original -y a veces ni eso, porque las casas matrices incluyen textos explicativos en español-, las compañías locales difícilmente se toman el trabajo de elaborar profesionalmente un manual explicativo de sus productos.

Así, con tanto artículo fabricado en el exterior no es raro encontrarse con instrucciones malas, ininteligibles o directamente inexistentes. Esa fue mi experiencia durante el año pasado con la compra de un caloventor en un supermercado. Fabricado en China, la hojita que acompañaba el artefacto era incapaz de explicar su funcionamiento, alertar sobre eventuales peligros o recomendar usos. Simplemente presentaba unos dibujos y unas flechas, y unas pocas instrucciones mal escritas.

Afortunadamente, también tuve la experiencia contraria. Compré una notebook y no sólo me encontré con una manual bien articulado y escrito claramente, sino que me apelaba y se ponía en mi lugar. Para consumidores ansiosos como yo, incluía una guía adicional de cuatro o cinco instrucciones básicas, perfectamente ilustradas, que permitían empezar a usar la máquina inmediatamente, sin estropearla ni leer de antemano las 30 páginas del manual original.

No pido tanto, todavía. Como consumidor, me conformo con textos llanos que eviten que andemos a tientas luego de salir de alguna tienda con un artefacto nuevo. Ya llegará el día en que nuestros fabricantes e importadores entiendan que la pequeña inversión de redactar buenos manuales se termina pagando sola por lo mucho que mejora el objeto en la percepción de los compradores o por los reclamos posteriores a la compra que ahorra.

Manual de inducción: que se parezca a tu empresa



Hace unos pocos días, terminamos de escribir un manual de inducción para una de las principales empresas de servicios de comidas de la Argentina. Para los que no lo saben, esta denominación un poco fea – eventualmente prefiero "manual del empleado" (traducción aproximada del inglés Employee Handbook) o "Bienvenido a la empresa x" o algo así)— nombra la publicación que describe una organización al nuevo colaborador.

Fue una tarea contra reloj, pero con buenos resultados: la empresa está reformulando su comunicación interna y documentando muchos de sus procesos y políticas, y se le hacía imprescindible contar con un documento madre que diera cuenta de todos ellos.

Pero más allá de especificar las reglas y procedimientos internos, el manual intentó reflejar en todos sus detalles el estilo de la compañía -en este caso, de buen clima y mucho dinamismo-, algo que es imprescindible en toda publicación, pero más todavía en una cuya misión principal es transmitir algo tan intangible como una cultura.

Por eso, suele haber manuales de empleados de distinto tipo, aunque muchos tengan elementos comunes. Desde los que son puras reglamentaciones (y penalizaciones por incumplirlas) hasta otros bien coloquiales y llanos, muy orientados a los intereses y dudas de quien recién ingresa.

Acá va uno que se aparta de la media y que pertenece a una compañía de productos agropecuarios, Channel Bio Corp (vía blog de Guy Kawasaki, que fue quien lo encontró). Empieza así:

"Este manual ha sido diseñado para informarte sobre un tema verdaderamente aburrido –políticas y procedimientos- y para tratar de evitar que te duermas mientras lo leés. "

El manual sigue en este tono, apelando constantemente a sus lectores en un lenguaje divertido y extremadamente coloquial. Obviamente, no todas las empresas van a sentirse cómodas con una propuesta como ésta, pero harían bien en asegurarse de ser claros y amables con los primeros textos que va a encontrar el recién ingresado.

Actualizamos el manual de estilo del Santander Río


A principios de 2004 sacamos junto el equipo de Comunicación Interna del Santander Río su primer manual de Estilo. Inspirado en los manuales de los diarios argentinos y españoles, el manual sentaba un estilo para la comunicación escrita del banco – lenguaje llano, anti burocrático- y describía los principales géneros de sus publicaciones. Y como complemento, incluía
un glosario,
un breve manual de dudas
consejos para escribir.

El trabajo fue bastante exhaustivo e incluso nos valió al equipo de Comunicación Interna de aquel entonces –Juan Pablo Franco y Paola Cordone- y a nosotros una mención en los premios Eikon.

Hoy, cinco años después, junto a Juliana Maíz Casas, la responsable actual, actualizamos el manual. ¿Las principales novedades? Incorporamos las características del lenguaje 2.0 (el banco tiene varios blogs internos) y destacamos todo aquello que favorezca que sea percibido como una ayuda efectiva para escribir mejor.

La nueva versión, entonces, es digital, más corta, más apelativa y llena de enlaces intertextuales.