A finales del año pasado y a principios de éste participamos bien de cerca en la puesta en marcha de un blog interno del Santander Río. La experiencia, desarrollada junto a la gente de Comunicación Interna, resultó muy valiosa: pudimos poner en práctica muchas de las ideas e intenciones que habíamos venido desarrollando en los últimos tiempos. Y, como yapa, comenzar a entrever cuál puede llegar a ser nuestro rol futuro como proveedores de contenidos de empresas y otras organizaciones.
En este caso, el blog fue originalmente pensado como un espacio de encuentro para una comunidad interna del banco, los corresponsales. Como su nombre lo sugiere, los corresponsales de Santander Río son empleados de sucursales y otras áreas del banco que además de ejecutar sus tareas habituales, comunican. En esta definición general puede estar incluido algo sencillo como pegar un afiche enviado desde casa central o algo más complejo como ayudar a coordinar a su jefe algún evento en el área.
Desperdigados por todo lugar donde el Santander Río está presente -es decir, a lo largo y ancho del país-, los 300 corresponsales tendían previamente a ver su rol de un modo limitado. Básicamente, como ejecutantes pasivos de las acciones que venían del área central, sin tampoco demasiada conciencia de que existieran otros personas desarrollando tareas similares en el banco.
Justamente, el blog ayudó a proveerlos de una identidad comunitaria y favoreció que se vieran a si mismos- uno de los principales objetivos de la nueva herramienta- como transmisores de la cultura organizacional, y como empleados especializados que comparten conocimiento y buenas prácticas.
Hasta ahora la experiencia ha superado las expectativas de arranque. El blog rebosa de comentarios, presentaciones espontáneas y ha cumplido con su rol de apuntalar una comunidad de trabajo. Los miembros no sólo sienten prestigiado su rol, sino que ejecutan sus tareas más fluidamente.
¿Cual es nuestra participación? Ha sido de dos tipos, fundamentalmente.
Por un lado desarrollamos contenidos que fortalecen sus competencias comunicativas: subimos, por ejemplo, consejos para escribir textos breves, ilustrar fotográficamente un evento o titular con gracia.
Y por otro, desarrollamos contenidos varios para ayudar a comprender y fortalecer el nuevo rol: desde consignas para que la gente exprese sus preferencias a la hora de comunicar hasta rastrear historias de corresponsales alejados geográficamente pero cerca por gustos y tareas comunes.
En cualquier caso, los comunicadores del banco, los corresponsales y nosotros resultamos todos integrados en una experiencia más que interesante. La gestión de las empresas futuras va a necesitar de personas que manejen información con una naturalidad que hoy parece reservada a los especialistas. Es reconfortante participar de los primeros anticipos de eso.
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