¿Qué pasa con el gerundio?

Hace poco, en la consultora estuvimos editando unos textos de una de las empresas con las que trabajamos. Entre los aspectos que corregimos, había uno que predominaba sobre los demás: el uso incorrecto del gerundio. Cada dos o tres párrafos, este verboide aparecía en lugares inesperados, en frases como “Profundizamos los cambios, cerrando el ejercicio con resultados positivos”, “Ofrecimos cinco cursos de capacitación alcanzando todas las áreas de la empresa” y “Los precios aumentaron, descendiendo luego una vez más”.

Estas oraciones, que así escritas se hacen innecesariamente largas, son todas reemplazables por otras más sencillas (y correctas): “Profundizamos los cambios y así cerramos el ejercicio con resultados positivos”, “Ofrecimos cinco cursos de capacitación para alcanzar todas las áreas de la empresa” y “Los precios aumentaron pero luego descendieron una vez más”.

Entonces, ¿qué pasa con el gerundio? ¿Hay que dejarlo de lado, tal como propuso hace unos años el entonces gobernador de Brasilia, cuando decidió prohibírselo a los empleados públicos del distrito? No, no hace falta llegar a estos extremos, sino sólo aprender a emplearlo bien o, en su defecto, saber cuándo no se puede usar.

En su libro “Escribir en Español”, María Marta García Negroni explica que el uso del gerundio es incorrecto cuando:

- expresa la consecuencia o la finalidad de la acción del verbo principal, como en las dos primeras oraciones de nuestro ejemplo. (En este punto hay ciertas discrepancias. Algunos especialistas sí aceptan este uso pero el criterio general es que no. Más información aquí.)
- expresa una acción posterior a la del verbo principal, tal como la última oración que usamos de ejemplo.
- modifica a un nombre, un objeto indirecto o un circunstancial. Ejemplos: “Le dejé una nota diciéndole que llegaría tarde” en lugar de “Le deje una nota en la que decía que llegaría tarde”. O “Le hablaba a un niño pidiendo limosna” en vez del correcto “Le hablaba a un niño que pedía limosna”.

Por supuesto, el gerundio es parte de la lengua castellana y, como tal, una herramienta más para expresarnos. Así que, ya cerrando el tema, no está de más continuar aprendiendo acerca del uso correcto del gerundio acá y acá . ¿Nuestra recomendación? Seguir empleándolo porque practicando es como más se aprende.

Nos pusimos normativos



-Tengo una duda: ¿se dice “haya” o “haiga”?

Así, bromeando, me saludó el otro día el consultor Alejandro Formanchuk cuando nos encontramos en ocasión de la primera reunión de la Comisión de Agencias y Consultores de la Asociación Argentina de Comunicación Interna. Alejandro, que preside la asociación, quería ser amistoso al darme su bienvenida, hacer una referencia a mi profesión.

No es la primera vez soy recibido así y tampoco va a ser la última: en broma o en serio, la primera relación que mucha gente establece con la escritura tiene que ver con cuestiones vinculadas al uso correcto del idioma, a la ortografía y la gramática. Es habitual que a los miembros de esta consultora nos pregunten sobre cómo se escribe tal o cual palabra, qué acepta o no ahora la Academia, si estamos de acuerdo con las abreviaciones de los mensajes de texto.

Durante mucho tiempo, del mejor modo que pude, traté de esquivar esa asociación entre escritura y normativa. Para escribir bien hay que poner en marcha muchas más operaciones que meramente cumplir con las reglas idiomáticas. Y algunas de ellas bastante más complejas y determinantes para el éxito de los textos contemporáneos que las disposciones normativas.

Sin embargo, me guste o no, la pasión por saber qué está bien y qué está mal en redacción persiste. Fíjense, si no, en este breve parrafito que circuló viralmente por las redes sociales hace muy poco tiempo.

Así que, desistiendo de tanta rebeldía, decidimos también nosotros hacer nuestra pequeña contribución al universo de los consejos gramaticales. De la mano de Sofía Lunazzi, redactora de nuestro equipo, periodicamente iremos dando cuenta de algunos temas que se nos aparecen todo el tiempo en nuestra práctica profesional. Intentaremos, para no duplicar lo que existe en distintos sitios, poner el foco en temas que favorezcan la comprensión rápida de los textos y la producción de estilos más llanos y atractivos. En la primera entrada, a continuación de este post, Sofía se ocupa de los gerundios. Que lo disfruten.

Ah, y una última cosa: el subjuntivo de primera y tercera persona del verbo haber se escribe “haya” y no “haiga”.