Bye bye, malos escritores: las compañías norteamericanas no los quieren

La gente que sea incapaz de escribir y comunicarse claramente no será empleada. Y si ya trabaja, será poco probable que dure lo suficiente para que sea considerada para un ascenso.
Esta es una de las tantas opiniones que sostienen las 65 principales corporaciones norteamericanas sobre la relación que existe entre empleabilidad y escritura. En líneas generales, piensan que la escritura funciona como un abrepuertas o como una barrera: si se escribe bien, el universo laboral se vuelve móvil. Y si se escribe mal, se petrifica.

También establecen otras relaciones igualmente interesantes: la que existe entre escribir eficientemente y el trabajo profesional bien pago y de alta especialización. Según los departamentos de recursos humanos de compañías como Coca-Cola, el Citibank o General Motors, la buena prosa es un atributo tan inseparable de los mejores puestos laborales como los trajes europeos o las casas de campo.
Estos y otros puntos de vista fueron recogidos por la Comisión nacional sobre escritura del Collage Board de los Estados Unidos en un informe elevado al congreso de ese país. El informe, que data de septiembre de 2004, tenía un nombre por demás expresivo: Escritura: un boleto hacia el trabajo…o un boleto hacia afuera. (writing-ticket-to-work.pdf)
He aquí otras de sus conclusiones
  • La mitad de las compañías toma en consideración la escritura al emplear o promocionar personas.
  • Dos de cada tres empleados de las grandes corporaciones norteamericanas tienen alguna responsabilidad de escritura.
  • Más del ochenta por ciento de las compañías de servicios y finanzas, es decir los grandes empleadores del futuro, evalúan la escritura al emplear a alguien. “Los postulantes que escriban malas cartas de presentación difícilmente consigan una entrevista.”
  • Más de 40 por ciento de las empresas consultadas reconoció que capacitaba a sus empleados en escritura.
  • Y un tercio de ellas respondió que sólo la tercera parte de sus empleados está en condiciones de escribir adecuadamente.
Esta preocupación por la calidad de la escritura no es nueva en los Estados Unidos. El College Board había previamente alertado sobre la necesidad apremiante de incrementar la cantidad de tiempo y dinero dedicados a la escritura en colegios y universidades — The Neglected 'R': The Need for a Writing Revolution, titularon el documento que elevaron al congreso. En tanto, el año pasado se ocuparon del fenómeno en las dependencias estatales: su tercer informe en menos de cinco años denunciaba un estado de cosas igualmente preocupante (Writing: a Powerful message from States Government, 2005),
Ambos informes, tan reveladores como el que se ocupa de las empresas, pueden consultarse en la página de la Comisión nacional sobre escritura.

Abuso de mayúsculas: ¿una adicción incurable de la prosa empresarial?

El otro día estaba revisando de un documento de una empresa y otra vez me encontré con una increíble cantidad de mayúsculas. Párrafo a párrafo, grandes letras se elevaban pretenciosas sobre las otras, tratando de resaltar. Eran tantas las palabras que intentaban cobrar importancia con este método que, por un momento, pensé que al escritor se le había trabado la tecla “bloq mayús” y había continuado la tarea de redacción pese a eso. Pero no. A medida que avanzaba la lectura, “Un nuevo programa de capacitación” se convertía en “Un Nuevo Programa de Capacitacion” y los “Descuentos, Promociones y otros Beneficios” empezaban a asfixiarme. Cuando ya estaba dudando de mis correcciones, decidí dejar la birome roja por un rato y consultar a los expertos.
Entre manuales de corrección, la web de la Real Academia Española y gramáticas varias, encontré —además de alivio por no tener que borrar las marquitas rojas— algunos posibles motivos de la confusión: muchas veces, se usan mayúsculas por copia directa del inglés, y otras tantas, para intentar darle más importancia a algunas ideas. Para no volver a enredarme en tan mayúsculo problema, hice una breve lista de los casos más comunes para colgar al lado de mi compu. Ante cualquier duda, consulte el documento.
- En títulos: sólo la inicial de la primera palabra se escribe con mayúscula. El resto (salvo que sean nombres propios) va en minúscula. A no confundirse con el inglés, donde aparecen con mayúscula las primeras letras de todas las palabras.
- Días, meses, estaciones del año, nacionalidades e idiomas: van en minúscula (aunque muchos insistan en incorporar el sistema anglosajón en nuestro idioma). Sólo se escriben con mayúscula cuando forman parte de nombres de festividades, fechas o acontecimientos históricos, calles, etc.: Viernes Santo, calle 25 de Mayo, 12 de Octubre.
- Nombres propios con preposición o artículo: se escriben con minúscula si acompañan al nombre de pila; si éste no aparece, se utiliza la mayúscula inicial. Ej.: “Fernando de la Rúa” , pero “De la Rúa”; “Avenida de Mayo”, pero “las avenidas De Mayo y Corrientes”.
- ¿Recursos Humanos o recursos humanos? Muchas veces, los nombres de las áreas de las empresas (y todos los sustantivos propios) se escriben con mayúscula, pero cuando se quiere hacer referencia al personal o a la gente que trabaja en una compañía, va siempre con minúscula. Ej.: “Recursos Humanos lanzó un programa de capacitación a distancia”, pero “En la empresa, están preocupados por retener a sus recursos humanos”.
Una vez identificadas, las diferencias con el inglés son fáciles de incorporar. Lo más complicado es sacarse el hábito de usar las mayúsculas para resaltar palabras que nos parecen importantes por su contenido. Una vez discutía con el responsable de un documento que a toda costa quería escribir “Cliente”. Me costó convencerlo de que la mejor manera de cuidar a sus clientes no es usar mayúscula en todos los folletos y revistas, sino ofrecerles el mejor servicio.