América: ¿Latina o latina?

Hoy a la mañana, mientras hacía mi recorrida habitual por los principales diarios del país, me llamó particularmente la atención que en La Nación utilizan la forma “América latina”. Como ya sabrán, el uso abusivo de ciertas mayúsculas me preocupa, pero tampoco como para irme al otro extremo. Mi curiosidad me llevó al libro de estilo de ese diario y me encontré con que los adjetivos usados en nombres geográficos, van en minúscula. ¿Pero “latina” no es parte del nombre? La pregunta se me vino a la cabeza al instante. Investigué un poco más, y noté que Clarín y Página/12 también prefieren este uso, mientras que Ámbito Financiero, El Cronista e Infobae utilizan “América Latina” (quise desempatar con Perfil, pero la página estaba caída).

Si bien el Panhispánico incluye la expresión “América Latina”, no terminó de despejar mis dudas y recurrí al servicio de la Academia Argentina de Letras. Allí, una amable señora me explicó que antes se ponía “latina” en minúscula porque se consideraba que no existía un lugar geográfico preciso que pudiera llevar ese título, pero que ahora los núcleos culturales también pueden tener nombre propio. Así que el uso de los diarios podía deberse a sus diferentes manuales de estilo.

Núcleo cultural o zona con límites geográficos: yo igualmente prefiero “América Latina”. ¿Y ustedes?

¿Qué debe tener un buen post?

En expansión o un poco retraída, la blogósfera continúa instalando nuevas prácticas de escritura y nuevos géneros.
Uno de los más recientes aportes para avanzar en descripciones y definiciones vino de Córdoba. Un par de meses atrás, el diario la Voz del Interior sacó su manual de estilo e incluyó un apartado de periodismo digital. Un trabajo muy bien hecho: de lectura amable y bien práctico. Y con definiciones como ésta: “Estamos migrando de un modelo de disertación a otro de conversación, en el que ‘usuario’ es el nuevo nombre del lector”.
Al final de ese apartado digital se describen las características de los blogs del diario y específicamente las de las entradas o “posts”. En este sentido, el manual (pag. 183) propone un modelo que no supere las quince líneas en pantalla, que sea obligadamente hipertextual y que aproveche al máximo recursos como audios, videos, galerías de fotos o mapas, entre otras características.
Todo bien. Sin embargo, creo que va siendo necesario enfatizar el aspecto conversacional en la misma descripción del género: un buen post debería necesariamente invitar al comentario. Quien lee se debería sentir tentado de agregar sus propias líneas.
En última instancia, un post es un texto abierto, tanto en su contenido como en su forma. Su lógica se aloja en esa construcción colectiva que resulta del texto de la entrada, de sus enlaces y sus comentarios.