👍Una muy bien urdida combinación de charlas en vivo con presentaciones previamente grabadas y foros. Durante las tres jornadas, hubo sesiones de encuentro virtual. Todas ellas podían ser complementadas antes y después con presentaciones de los propios panelistas o de otros relacionados con las temáticas. Eso daba libertad de movimientos para profundizar en el momento o para sobrevolar la charla y ahondar en ella después.
👍Una estratégica selección de integrantes de paneles. Esa selección podía incluir expertos históricos de Plain Languade, funcionarios de gobierno y la justicia, y hasta outsiders como artistas de hip-hop. En todos los casos, quedó asegurado el intercambio de ideas y el abordaje desde distintos puntos de vista.
👍Una conducción general impecable por parte de Barbra Kingsley, presidenta del Center of Plain Language, que tenía la soltura y el manejo de un anchorman con el conocimiento profundo de los temas que se abordaron.
✔️El caso noruego: lo interesante del caso no es tanto que en poco más de diez años hayan pasado de la nada a convertir el PL en un asunto de estado con dos leyes a punto de aprobarse (si algo así puede suceder, uno imagina que ocurra en un país escandinavo). Lo interesante, creo, es que lo hayan hecho, en un mundo como el actual, atravesando dos administraciones de signo opuesto. La primera de ellas, la que dio impulso y fondos, era de izquierda y la segunda, la actual, es de derecha. A los primeros les prometieron construcción de ciudadanía y derechos, a los segundos les mostraron con ejemplos concretos cómo el PL podía renovar, simplificar y mejorar la gestión del sector público. Consecuencia: siguieron adelante. ¿Podremos acá en la Argentina hacer algo parecido?
✔️La conciencia general de que el PL es más que escritura clara. Hubo casos de diseño, imagen y digitalidad, y sobrevoló también una clara conciencia de la importancia del trabajo interdisciplinario y la investigación. Bien a tono con la época, por suerte.
También resultaron muy valiosas las presentaciones relacionadas con el modo en que el COVID fue comunicado. Y, finalmente, disfruté de conocer los entretelones de la promulgación de Plain Writing Act de boca de quien fue su principal protagonista, Annetta Cheek. Desde las conversaciones iniciales en los 90 con el vicepresidente Al Gore y sus premios federales hasta las negociaciones finales con un senador republicano que desembocaron en reemplazar la palabra Language por Writing en el nombre final de la norma, la charla fue una clase de cómo conseguir que se hagan las cosas en las esferas gubernamentales.