En expansión o un poco retraída, la blogósfera continúa instalando nuevas prácticas de escritura y nuevos géneros.
Uno de los más recientes aportes para avanzar en descripciones y definiciones vino de Córdoba. Un par de meses atrás, el diario la Voz del Interior sacó su manual de estilo e incluyó un apartado de periodismo digital. Un trabajo muy bien hecho: de lectura amable y bien práctico. Y con definiciones como ésta: “Estamos migrando de un modelo de disertación a otro de conversación, en el que ‘usuario’ es el nuevo nombre del lector”.
Al final de ese apartado digital se describen las características de los blogs del diario y específicamente las de las entradas o “posts”. En este sentido, el manual (pag. 183) propone un modelo que no supere las quince líneas en pantalla, que sea obligadamente hipertextual y que aproveche al máximo recursos como audios, videos, galerías de fotos o mapas, entre otras características.
Todo bien. Sin embargo, creo que va siendo necesario enfatizar el aspecto conversacional en la misma descripción del género: un buen post debería necesariamente invitar al comentario. Quien lee se debería sentir tentado de agregar sus propias líneas.
En última instancia, un post es un texto abierto, tanto en su contenido como en su forma. Su lógica se aloja en esa construcción colectiva que resulta del texto de la entrada, de sus enlaces y sus comentarios.
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