Finalmente, el lenguaje llano —o lenguaje claro, como ahora se está prefiriendo denominarlo—
hizo su aparición institucional en la Argentina. Después de años en los que apenas hubo alguno que otro antecedente aislado, emergió con una fuerza tal que hasta el mismo presidente terminó aludiendo a él cuando, en uno de sus discursos recientes, criticó el "español antiguo" con el que se escribe en la justicia argentina.
Pero más allá de cualquier alusión, el centro de este despertar demorado pasó por las muy buenas jornadas que hace quince días organizaron el Senado y el Ministerio de Justicia. Tuvieron un poco de todo: buenas exposiciones, capacitaciones breves con salas colmadas e inclusos anuncios: a partir de noviembre, el país cuenta con una Red Nacional de Lenguaje Claro. La idea es que, como ya se viene haciendo en Chile, esta red agrupe a los organismos estatales que se comprometan a simplificar y transparentar su comunicación.
Lo que pasó en el encuentro
Capacitaciones a sala llena
Pero más allá de que las exposiciones cumplieron su cometido con creces, daría la sensación de que las jornadas fueron también exitosas en otro propósito: vincular los esfuerzos de quienes quieren allanar la comunicación estatal. Si, por ejemplo, se echa un vistazo al video de la capacitación de Carretero al día siguiente sobre ley y lenguaje claro, es posible apreciar la pertenencia de los asistentes a distintos sectores de las administración pública y su urgencia para que las cosas empiecen a cambiar. Lo mismo sucedió en las otras dos clases abiertas: la de Poblete sobre textos jurídicos y la de Natalia Staiano, directora de capacitación del Senado, sobre lenguaje administrativo. Fue habitual que antes y después de ellas se intercambiaran direcciones de correo y que se contribuyera a divulgar proyectos ya en marcha dentro del estado.
Personalmente, me gustó descubrir y charlar un rato con alguna gente de derechofacil.gob.ar, El proyecto, que de distintas maneras busca acercar la justicia a la gente, es un exponente hecho y derecho de las mejores intenciones y posibilidades del lenguaje claro: construir ciudadanía y ayudar a que nuestras instituciones sean cada vez más transparentes.
Pero más allá de cualquier alusión, el centro de este despertar demorado pasó por las muy buenas jornadas que hace quince días organizaron el Senado y el Ministerio de Justicia. Tuvieron un poco de todo: buenas exposiciones, capacitaciones breves con salas colmadas e inclusos anuncios: a partir de noviembre, el país cuenta con una Red Nacional de Lenguaje Claro. La idea es que, como ya se viene haciendo en Chile, esta red agrupe a los organismos estatales que se comprometan a simplificar y transparentar su comunicación.
Lo que pasó en el encuentro
Puntualmente, las jornadas se repartieron en dos días. En el primero, expusieron funcionarios y las cuatro especialistas convocadas: la angloargentina Joanna Richardson, representante local de Plain Language; la argentina Mariana Bozetti, representante de Clarity; la chilena Claudia Poblete y la española Cristina Carretero. Todas ellas repartieron muy bien los temas de sus intervenciones. Por destacar algunas cosas: el tono narrativo que por momentos le imprimió Richardson a su presentación sobre la historia del Plain Language, la conceptualización sólida de Bozetti, los detalles de la experiencia chilena de Poblete y el desparpajo general de Carretero. El video a continuación reúne las cuatro exposiciones.
Capacitaciones a sala llena
Pero más allá de que las exposiciones cumplieron su cometido con creces, daría la sensación de que las jornadas fueron también exitosas en otro propósito: vincular los esfuerzos de quienes quieren allanar la comunicación estatal. Si, por ejemplo, se echa un vistazo al video de la capacitación de Carretero al día siguiente sobre ley y lenguaje claro, es posible apreciar la pertenencia de los asistentes a distintos sectores de las administración pública y su urgencia para que las cosas empiecen a cambiar. Lo mismo sucedió en las otras dos clases abiertas: la de Poblete sobre textos jurídicos y la de Natalia Staiano, directora de capacitación del Senado, sobre lenguaje administrativo. Fue habitual que antes y después de ellas se intercambiaran direcciones de correo y que se contribuyera a divulgar proyectos ya en marcha dentro del estado.
Personalmente, me gustó descubrir y charlar un rato con alguna gente de derechofacil.gob.ar, El proyecto, que de distintas maneras busca acercar la justicia a la gente, es un exponente hecho y derecho de las mejores intenciones y posibilidades del lenguaje claro: construir ciudadanía y ayudar a que nuestras instituciones sean cada vez más transparentes.
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